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A Fuego Lento

Marioneta opositora

Marioneta Xóchitl Gálvez
Foto: Facebook / Xochitl.Galvez.R

Envalentonada, Xóchitl Gálvez ha retornado al discurso de que Claudia Sheinbaum está a disposición de lo que AMLO le diga. Pero pese a ufanarse de ser una “chingona» que se diferencia de su rival electoral por su “libertad”, la realidad muestra que la panista, que dice que no es panista pero que siempre ha competido por el PAN, está sujeta a varios hilos que la hacen parecer una marioneta que la mueven para un lado o la dejan inmóvil.

Aunque criticó el “acuerdo mafioso” de Marko Cortés con ‘Alito’ Moreno en Coahuila y de repente el michoacano no suele ser tan visible en sus últimos eventos, lo cierto es que es uno de los que manejan uno de los hilitos que mandan sobre Xóchitl Gálvez. Tan es así, que la candidata opositora aceptó que ella no palomeó las candidaturas plurinominales al Senado por parte del PAN, donde el presidente del partido se agandalló uno de los primeros lugares y otro más lo apartó para Ricardo Anaya Cortés.

El mero hecho de ser panista en otros tiempos la hubiera mostrado totalmente antipriísta por tradición, algo que efectivamente pasó en 2010 cuando daba de palos a una piñata con forma del logo del PRI. Pero hoy, dicho partido la tiene totalmente atada porque en cada evento del tricolor es incapaz de reconocer lo que por décadas significó para el país como partido hegemónico; por el contrario, se ve ensalzando al tricolor –excepto cuando la traiciona el subconsciente- como si se tratara de una verdadera organización nacionalista que vela por los trabajadores y campesinos, mismos que dejó como angelitos: “encuerados y sin tragar”.

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El PRD no tiene hilo que le alcance para amarrar a Xóchitl, es más, se está deshilachando lo poco que queda y es probable que la elección de unos meses deje meras hebras y un triste e indigno final del registro obtenido en 1979 por el Partido Comunista Mexicano. Pero por otra parte, el contexto sugiere que habría otros actores políticos, no necesariamente partidistas, que están incidiendo en ella.

Rápidamente, uno de ellos es Max Cortazar, el nuevo Coordinador General de Comunicación, quien se nota que ya le quitó de las manos la campaña que llevaba, estancada en el mito del origen gelatinero, para impulsar un discurso más ofensivo contra Claudia Sheinbaum. Y qué decir de Claudio X. González, el titiritero mayor de la oposición, con sepa cuánta organización no gubernamental que se le ocurre fundar para llamarla “de la sociedad civil” y mandarla a marchar para legitimar a su preferido en turno.

Bueno y pa rematar, no es hilo, pero en aras de verla errar menos la han hecho esclava del teleprómpter. Si no la preparan, los debates que tanto pide podrían terminar de darle aire, ¡pero a Máynez!

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