Tragando Sapos en la 4T: de clavados, machincuepas yucatecas y donde gobierna general no manda comandante supremo

Ante una oposición que un día se pierde, otro se muerde la lengua y al otro se contradice, la 4T parece tener la senda libre para repetir en las elecciones de 2024. Sin embargo, aunque las pifias de la oposición roban cámara por lo burdas que son, AMLO y algunos suyos también están haciendo que las bases y seguidores se tengan que tragar sapitos, sapos y sapotes por recientes reclutamientos, acciones o declaraciones.

El más grandote de los sapos tragados por los simpatizantes de la 4T es la condecoración que el ‘preciso’ otorgó al general Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa Nacional de Enrique Peña Nieto, por su “aporte” como director al Heroico Colegio Militar. Cuando el general fue detenido en Estados Unidos durante 2020, AMLO opinó que se trataba de “una muestra inequívoca de la descomposición del régimen” durante el periodo neoliberal. Acto seguido, negoció su extradición para que finalmente la FGR lo dejara libre al no encontrar pruebas de relación con el crimen organizado.

Pero incluso respetando esa presunción de inocencia, ¿no se contradice también el presidente al considerar un ejemplo del Heroico Colegio Militar al que dijo que no permitiría interrogar a sus soldados sobre el Caso Ayotzinapa cuando se denuncia un “pacto de silencio”? Lastimosamente al final no es rara esa actitud, no solamente por su defensa férrea al Ejército Mexicano, sino por la limpieza de cara a la administración más deslegitimada en la historia reciente.

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Tan solo recordemos que apenas dijo que Enrique Peña Nieto actuó como un demócrata en 2018. ¿No que su triunfo fue meramente por el voto ciudadano y más allá de instituciones como el INE? ¿Y se le olvidó lo de 2012 o también fue muy demócrata de su parte traficar con la pobreza?

Claudia Sheinbaum y la actual dirigencia morenista, los mandones de la coalición de la 4T, no se están quedando atrás porque en aras de alcanzar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, y al parecer la gubernatura en Yucatán, están reclutando perfiles inimaginables. El primero de ellos fue el senador priísta yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, quien por cierto también fue secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano de Peña Nieto.

En 2017, Ramírez Marín negó que hubiera fraude electoral en el Estado de México y acusó a Morena de ser quienes realmente cometieron irregularidades durante el proceso electoral. Apenas el año pasado, este negaba brincar del PRI a otro partido y presumía reunirse con la “insurgencia de Morena”, a los cuales sí calificada de izquierda.

Al final dejamos el clavado de Rommel Pacheco, otro yucateco que como sapo brincó del PAN a Morena para ser ahora el más Claudista. Eso sí, no le recuerden a Aghmed que estuvo no solamente en contra de la reforma eléctrica, sino que también fue uno de los que votó en contra de la reforma electoral lopezobradorista.

Los puros han estado muy preocupados en el pasado reciente tundiendo a Marcelo Ebrard porque “era cercano a los neoliberales”. Fuera de manifestaciones contra la incorporación de priístas en un evento de Sheinbaum, el resto ha permanecido callado. Algunos se han atrevido a cuestionar una posible candidatura de Omar García Harfuch, tal vez ellos y el resto antes de señalarlo como el posible miembro que desdibuje a la izquierda deberían fijarse un poquito más arriba, en aquellos que la encumbraron y hoy dejan atrás a la base para reclutar nombres de innombrables.