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Metrópoli

“¡Va pa’ Tláhuac!”: Crónica del recorrido en RTP por un costado de la siniestrada Línea 12

Hace ya casi una década, el martes 30 de octubre del 2012, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubon, encabezaron la ceremonia de inauguración la Línea 12, la más nueva del Sistema de Transporte Colectivo (stc)-Metro, misma que señalaron como el ejemplo de un bien público producto de la cooperación. En su discurso, el primer mandatario resaltó que se trataba no sólo de la más larga —con 25 kilómetros de longitud— sino que su construcción había exigido lo mejor de la ingeniería mexicana y una ardua concentración social. Sin embargo, hoy en día, cada tramo entre sus 20 estaciones se encuentra bajo cuestionamiento junto a todos aquellos que participaron en su construcción.

Pese a la promesa de volverla una solución sustentable a los problemas de movilidad y transporte en la zona sur de la Ciudad de México, esta ruta del tren urbano fue criticada desde el inicio por su lento avance que se agravaba durante la temporada de lluvias así como por sus largos periodos de mantenimiento, como aquel efectuado entre el 12 de marzo de 2014 y el 20 de noviembre de 2015, que causó su cierre parcial durante 20 meses.

Pero no sería su falla más grave. Su operación total hubo de detenerse por completo desde la noche del 3 de mayo de 2021 en ambas direcciones de Mixcoac a Tláhuac y de Tláhuac a Mixcoac, debido a la falla estructural por la que intempestivamente colapsó una trabe entre las estaciones Tezonco y Olivos, mientras pasaba el tren.

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Desde esa noche, los habitantes del suroriente de Ciudad de México se desplazan a vuelta de rueda. Aunque el Gobierno de Ciudad de México dispuso distintas rutas de transporte público para sustituir provisionalmente el servicio del Metro. Afuera de las estaciones, los usuarios pueden leer en distintas lonas el servicio “expreso” de cinco paradas en Metrobús; otro de trolebús rumbo a Metro Coyuya, y el “servicio ordinario” que respeta la ruta original de la vía siniestrada con autobuses de la Red de Transporte de Pasajeros (rtp).

Mismo trayecto, diferente velocidad

A fin de verificar la calidad del servicio y la situación que enfrentan diariamente miles de capitalinos, La Hoguera realizó el recorrido completo iniciando en la estación del Metro Mixcoac. Ahí, en el paradero, lucen autobuses del rtp, mismos que no alcanzan a llenarse al mediodía pese a que una veintena de personas se encontraba esperando el transporte.

«¡Va pa’ Tláhuac!», se escucha decir a un par de policías, cual si se tratara de asistentes de los choferes, llamando la atención de potenciales pasajeros que emergen de las estaciones cercanas de Metro cercanos a fin de que aborden la unidad. Este recorrido provisional permite a los usuarios viajar con paradas en los puntos cercanos a la veintena estaciones que conforman la Línea Dorada.

Así, circula sobre Avenida Extremadura, que más adelante cambia de nombre a Félix Cuevas, para luego encontrarse Avenida Universidad y circular hasta las inmediaciones de la estación Zapata. Dicha parada, como ocurría con la estación al interior del tren subterráneo, significa en primer transbordo importante al cruzarse con la Línea 3, lo que causa que se llenen los autobuses, dado que su capacidad es mucho menor a la de un vagón del Metro. En tiempos de pandemia, también implica la imposibilidad de cumplir con la Sana Distancia, si bien las ventanas permanecen abiertas para permitir la mayor circulación del aire posible.

El actual trayecto del servicio ordinario tiene una excepción: Parque de los Venados. Justo en la estación en la que 10 años atrás fue inaugurada la obra, en el ocaso de la administración panista en el orden federal y perredista en la capital mexicana. Dicha estación no está contemplada en las paradas de los autobuses habilitados, pues el rtp no recorre Municipio Libre sino que permanece sobre Universidad.

Foto: Francisco Mendoza

Entonces se avanza sobre el Eje 8 para recorrer Ermita Iztapalapa hasta la Avenida Tláhuac. Ahí es un nuevo punto de referencia, no solo por abordar otra avenida sino porque el traslado comienza a ser más lento, al grado de avanzar a vuelta de rueda. Dicha condición de la movilidad en ese punto de la ciudad, deja de lado la promesa esbozada también por Felipe Calderón el día de la inauguración.

El ex presidente presumió que con esta nueva línea los tiempos de traslado no serían nunca más de dos horas sino que el recorrido completo sería de 45 minutos de inicio a fin, lo que no solamente era un nuevo logro en la infraestructura mexicana sino que tendría un impacto social al ahorrarle diariamente una hora de trayecto a 430 mil personas, además de dinero, esfuerzo y otorgarles tiempo para convivir más con sus familiares y amigos.

La realidad es otra, dado que el recorrido hasta el punto del accidente duró en esa ocasión una hora con veinte minutos, mientras que el recorrido del punto del siniestro hasta la estación Tláhuac, terminal de la Línea 12, implicó otros 35 minutos de viaje.
Habrá que tomar en cuenta que estos tiempos suelen aumentar en las horas pico, según algunos testimonios compartidos por los pasajeros del autobús.

Dos antimonumentos

Tras casi una hora y media de recorrido desde Mixcoac, arribamos a las inmediaciones de la estación Olivos del stc-Metro, conocido como el Punto Cero de la tragedia de la Línea 12. A diferencia de Tezonco, donde los dos accesos lucen intactos junto con la manta correspondiente a las alternativas de transporte, la otra se ha convertido en una especie de memorial en el que pueden leerse exigencias como “Justicia” así como decenas de cruces blancas colgadas que exhiben los nombres de las víctimas fatales:

Evaristo Lucas
Liliana López García
René García Méndez
Miguel Vázquez Castellanos
Lorenzo Islas Cruz
Santos Pérez
Ángela Segura Osorio
Juan Luis Díaz
Gabriela Ramírez Medina
Alberto Bautista Sánchez
Carlos Emmanuel Pineda Bernal
José Luis Hernández Martínez
Ildefonso Barrios Castañeda
Immer del Águila Pineda
Alejandro Mendoza Vega
Brandon Giovanni Hernández Tapia
Gildardo Rodríguez
Melitón Velasco López
Christian López Santiago
Ismael Salazar Juárez
Sergio Valentín Rodríguez

En el ventanal del lado derecho, todavía perteneciente a las instalaciones del stc-Metro, también pueden apreciarse fotografías de los fallecidos por la caída del paso elevado. Las imágenes van acompañadas de relatos que cuentan quiénes eran las personas fallecidas o la razón por la que viajaban en el convoy accidentado.

“En memoria de Cristian López Santiago, de 41 años, era abogado y trabajaba en el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social”, se lee en una de las hojas pegadas. Otra de ellas reza: “En memoria de Gabriela, tenía 27 años, fue la última víctima en ser identificada luego del accidente de la Línea 12 del Metro. Ella viajaba en el convoy que le impidió llegar a casa y ver a su hijo Yael de cuatro años”.

Sobre el cristal también se encuentra el recuerdo de Liliana López García, gerente de una tienda de ropa en la plaza Forum Buenavista de la alcaldía Cuauhtémoc: “Se dirigía esa noche hacia su casa para cenar con su hijo Yahadit, de 14 años, a quien antes del accidente le dijo que compraría comida para que comieran juntos”. Junto está la foto de Immer del Águila Pineda, joven ingeniero en Sistemas que trabajaba en la aduana del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (aicm) y vivía en San Andrés Mixquic, Tláhuac.

La entrada del Metro Olivos parece un punto donde converge el dolor y la indignación de quienes encuentran la culpabilidad del Estado en dos fenómenos distintos. Además de albergar las huellas del doloroso accidente que le costó la vida a 26 personas, también sobresalen algunas cruces de color rosa para recordar al menos a cinco mujeres víctimas de feminicidio en la Ciudad de México entre 2019 y 2020:. Cesiah Chirino, asesinada en la alcaldía Tláhuac; Fátima Cecilia, niña privada de la vida en Xochimilco; Isabel y Flor, en Milpa Alta; Vanessa, así como Daniela Ramírez, quien abordó un taxi en Xochimilco y, posteriormente, apareció muerta en Tlalpan.

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