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Ciencia

«No hay ninguna duda: el cambio climático es nuestra culpa»: Mario Molina

Foto: Carlos Carrizales

El mexicano ganador del Premio Nobel de Química en 1995, Mario Molina, dio una conferencia este miércoles en el auditorio Alfonso Caso, en Ciudad Universitaria, en la que aseguró que las pruebas de que la actividad humana es la causante del cambio climático son «irrefutables» y llamó a la unión y al trabajo en conjunto para revertirlo.

El evento, organizado como bienvenida a la generación 2019 de la Facultad de Química, tuvo lugar a las 12 horas del día. Molina comenzó hablando sobre la importancia de la ciencia y la investigación científica, afirmando la necesidad de promover sus valores y presentándola como una necesidad: «es el pensamiento racional el que es fundamental para un país que sea demócrata (…) si la gente no está bien educada, la democracia no funciona», dijo.

Asimismo, comentó que las sociedades actuales demandan que los estudiantes de ciencia aprendan en entornos con modelos de clase activos, donde se les incite a participar: «la única forma de aprender ciencia es haciéndola».

«Ya no es suficiente contar con los conocimientos de la universidad (…) tienen que aprender a aprender (…) la importancia hoy en día es entender bien los conocimientos de la universidad para actualizarlos constantemente», les exhortó a los alumnos de nuevo ingreso.

3 mitos sobre el cambio climático 

Posteriormente, dio una cátedra acerca del cambio climático, estableciendo que es “un problema realmente global» y asegurando que ya está completamente fuera de duda que es causado por la humanidad; sus efectos, explicó, ya están afectando a su generación, pero piensa que afectará todavía más a las generaciones de jóvenes como los que se encontraban en el recinto.

Ante esto, desmontó 3 mitos alrededor del tema, siendo el primero de ellos la idea extendida de que los científicos que piensan que la actividad humana no tiene nada que ver con el asunto son mayoría, o por lo menos una parte considerable de la comunidad; mostró datos que dejaban claro que solo el 3% de los científicos apoya tal idea.

El segundo, sobre la idea de que los cambios climáticos no se producirían hasta finales de siglo, y, que de ser cierto, serían principalmente benéficos; para refutarlo, mostró gráficas acerca de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera desde que dio inicio el periodo holoceno, que comprende desde la aparición de la humanidad hasta la actualidad; asimismo, también explicó el funcionamiento del efecto invernadero en el planeta, y dio ejemplos de varios desastres naturales acontecidos en los últimos años, para ejemplificar el aumento de las fuerzas naturales violentas.

Trump está legando desastres «existenciales»

Durante el abordaje del tercer y último mito, que constaba en la negación al enfrentamiento contra el cambio climático debido a los costos prohibitivos, habló sobre la necesidad de virar a una política de energías renovables, pues a consideración suya estas son cada vez más rentables y necesarias.

En ese momento, expresó su descontento con la administración del presidente Donald Trump, y tildó su poca preocupación por el problema medio ambiental como «ridícula», pues no hacer nada conlleva un peligro «existencial», que solo legará desastres a las nuevas generaciones, lo que es «una irresponsabilidad detestable».

«No todo está perdido; ¡Si se puede!»

Al final de su disertación, Molina exhortó al trabajo en conjunto con miras a detener o por lo menos ralentizarse el cambio climático: «para resolver el problema tenemos que trabajar todo el mundo en conjunto», aseguró. Por último, mandó un mensaje de esperanza a la nueva generación de futuros químicos, a quienes aconsejó no dejar de investigar ni de producir conocimiento para que se use en beneficio de la sociedad: «Yo les mando un mensaje de optimismo: sí se puede, podemos trabajar juntos para revertir esto».

Posteriormente hubo una sesión de preguntas y respuestas, primero por parte del público y luego de la prensa. Ante la pregunta anónima de «¿qué se siente tener un premio Nobel?», Molina aseguró que era «una responsabilidad»; además, esto se complementó con su respuesta siguiente, en donde habló sobre las causas que lo llevaron a estudiar el impacto de los cluorofluorocarbonados (CFC) en la atmósfera,  trabajo en colaboración que le valió el Nobel: «la investigación nació de un interés personal; teníamos ganas de investigar algo que tuviera un impacto social», rememoró.

Luego, en respuesta para La Hoguera, que le inquirió sobre el papel de los científicos en la divulgación de sus avances, para que estos se infiltren en la sociedad y se eviten ideas erróneas sobre el funcionamiento del mundo y el medio ambiente en particular, el químico mexicano aceptó que el gremio debe trabajar en la comunicación de sus logros y sus descubrimientos.

El encuentro terminó con Molina aconsejándoles a los jóvenes presentes que aún se puede hacer algo, pues aunque no se ha llegado a un punto de no retorno, no pueden dejar de trabajar: «Estudien con mucha pasión; aprendan con gusto y no se den por vencidos».

Antes de abandonar el recinto, los asistentes se tomaron una fotografía grupal con el laureado químico y entonaron un fuerte Goya junto con él.

 

 

 

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