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Internacional

Envenenamiento de espía ruso despierta fantasma de ‘Guerra Fría’

Foto: Twitter

El pasado 4 de marzo, Sergei Skripal, un ex-espía ruso de 66 años, y su hija fueron llevados a un hospital de Wiltshire, Inglaterra, por un supuesto envenenamiento. El incidente también afectaría a otras 38 personas, incluyendo al oficial de policía que atendió a los familiares. Las investigaciones posteriores determinaron que fueron atacados con un agente nervioso denominado Novichok, producido en Rusia, por lo que la injerencia del gobierno de ese país ha sido la principal línea de investigación.

 

La posible intervención de Vladimir Putin en territorio británico llevó a la primer ministro Theresa May a exigir una respuesta por parte del Kremlin. Aunque Rusia dijo no tener motivo para tratar de ejecutar a Skripal y su hija, el plazo de la mandataria venció a la medianoche de hoy, por lo que inició un proceso de sanciones.

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Ante el Parlamento, May anunció esta mañana la expulsión de 23 de los 58 miembros del cuerpo diplomático ruso en Reino Unido, la mayor sanción de este tipo desde la década de los 80 en plena Guerra Fría. Una de las causas que citó la primer ministro para tomar esta medida fue que, al solicitar respuestas, el Kremlin habló sobre utilizar agentes nerviosos de uso militar en territorio europeo de manera «irónica, sarcástica y hasta con sorna».

 

Ayer circuló en medios internacionales como The Guardian que May estaba buscando el apoyo de la OTAN, la Unión Europea —en particular de la canciller alemana Angela Merkel— y del presidente estadounidense Donald Trump para convocar una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, del que Rusia es miembro vitalicio.

 

Antes del anuncio, Sergei Lavrov, ministro del exterior de la Federación Rusa, acusó a May de hacer un ‘performance político’ para malinformar a la comunidad internacional, así como sostuvo que las sanciones que busca impulsar desconocen las convenciones internacionales en materia de armas químicas. Lavrov reiteró que Moscú cooperará si el gobierno británico realiza una solicitud formal que se apegue a la Convención de Armas Químicas, la cual otorga 10 días de plazo para responder. Posteriormente, el ministerio a su cargo advertiría a la embajadora británica en Moscú, Laurie Bristow, que estas acciones son «altamente provocativas».

 

Desde que May comenzó a manejar la posibilidad de «sanciones ejemplares» diferentes portavoces de dependencias federales rusas, incluyendo el del mismo Vladimir Putin, han dicho que Moscú no reconoce el «lenguaje de ultimátums”, así como recomendó al gobierno británico no intentar presionarlos, recordando el arsenal de armas nucleares que los rusos presentaron hace poco.

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Las repercusiones de este atentado no se han quedado en el viejo continente. Rex Tillerson, aún en su papel de secretario de Estado de Donald Trump y quien en el pasado ya había advertido de la nueva ‘potencia imperial’ de Rusia, se pronunció el lunes a favor de investigar y, de ser el caso, sancionar al gobierno de Vladimir Putin. Un día después, el presidente de Estados Unidos anunció vía Twitter el despido de Tillerson. Lo que inició una serie de especulaciones sobre la postura de Trump, cuya campaña presidencial se encuentra bajo investigación por posibles apoyos del Kremlin durante las elecciones de 2016.

 

Mientras esto ocurría en Washington, May y su secretario del Exterior, Boris Johnson, iniciaron contactos con sus contrapartes en Francia y Alemania para garantizar su apoyo en estas sanciones. Posteriormente, el vice-presidente de la Comisión Europea, Franz Timmermans, dijo que Europa debe mostrarse como un frente unido. La Primer Ministro incluso aseguraría haberse comunicado con oficiales de la Casa Blanca, pese a la controversial salida de Tillerson, quienes le aseguraron su total apoyo para que haya consecuencias por el atentado.

 

Skripal y su hija Yulia siguen en cuidados intensivos pero se les reporta fuera de peligro. La condición del oficial que los auxilió también se reporta como seria. De las otras 38 personas que reportaron afectaciones por el químico, 34 han sido dadas de alta, aunque algunas continúan en atención ambulatoria. El atentado puede, después de todo, terminar con un saldo blanco. Sin embargo, medios y analistas alrededor del mundo consideran que puede marcar el inicio de una segunda Guerra Fría.

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